jueves, 16 de noviembre de 2023

La tuerca

 

La perplejidad recorre España en modo fantasma, sobre todo en la acera de enfrente o progre, que ahora, van se hacen de nuevas, como tocados por el rayo de la copla: “la verdad a mí me engañó; cuando la verdad me engaña, ¿de quién me voy a fiar yo?”, y con la típica impostura puesta -otro día se pondrán otra cosa, la pana o tal- ante el desaguisado hecho con sus votos, ellos, que votaron con la corada y no con el bolsillo, como otros. 

Y se lamentan tiernos: estoy aburrido de la política, todos son iguales, tra,la,la. Pues siento decírselo, pero es la postverdad, cretinos. Tiempos fake que corren  que vuelan. Y reventar hoy la Constitución puede ser algo “impecablemente constitucional”, y desestabilizar mañana un país una migaja, un chollo, un pago menos que simbólico a cambio de normalizar una parte del mismo, que por cierto, tampoco estaba tan mal. 

Todo esto es Trump, es populismo, es neofascismo, y es… Pedro, que conoce muy bien a sus clientes -nadie puede ser tan sectario si no tiene millones de ídem en la urna-, y sabe que en cuanto pasen dos días, el votante, sobre todo el suyo, que tiene la misma memoria que la lubina a la sal, que dijo Alfonso Rojo, le volverá a llenar la andorga de munición, con el mantra ese de que no hay alternativa, no hay salida, ya que los demás son muy malos. Unos fachas. Por cierto, lo mismo que su Puigdemont

Y es que, si, dará asco que tu partido no cumpla las expectativas históricas, ni siquiera las de la fábula (tan odiosa) de la rana y el escorpión. Pero eso se pasa. Y volverán a pensar que el monclovita obsesivo es de nuevo la rana del cuento -la rana que salió rana, y venenosa-, picada por el bicho, y no otro escorpión con el aguijón listo y bien cargado de veneno. Vamos, que después de su reelección, Sánchez podría aspirar perfectamente -y lo mismo está nominado- al Mejor Arreglo de Perrea en los Grammy Latinos de hoy, y lo raro es que no lo saquen a hombros de su investidura en el Congreso, que ha convertido ya en su tentadero. 

Y es que siempre se nos olvida lo más básico: que los grandes partidos (y los demás se han apuntado) son ante todo empresas que apostaron hace mucho por la estructura vertical (un puro franquismo) para nuestra “democracia”, para que así todo dependa de ellos, pobres y ricos, dependientes o patronales, a las cuales, incluida la catalana, por supuesto tampoco les ha gustado la amnistía, ¡ja,ja! ¿Estamos entonces por fin ante una huida inminente de los ricos en cohete a otros planetas? No. Simplemente nos hallamos en otra vuelta de tuerca de la descomposición, la nuestra, en medio del cinismo general (y que trabajen los negros), solo que más empobrecidos, en todo, y enfrentados. O sea, más pobres.

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