lunes, 6 de enero de 2025

Wildeanas

Entre los buenos propósitos del año nuevo, no pocas mujeres se han prometido un perro; de dos o cuatro patas, pero un perro, ese animalico elevado a pseudo androide

en la superestructura social en marcha para el empoderamiento, de lo que un cáustico peripatético irredento como yo ha dado en denominar sector wildeano zoofeminista, en honor, queridas hermanas/anos, o quizás en detrimento, de Oscar Wilde, que para eso fue el que dijo: “cuanto más conozco a los hombres más me gusta mi perro”. 

Y es que, siendo el feminismo un movimiento sociopolítico con más facciones ya que partidos de liberación judíos en La vida de Brian, no pocas mujeres de toda la vida, que ya es mérito, andan haciendo suyo este aforismo como leit motiv, que, dicho sea de paso -como para quedarse en el asunto-, no sé cómo no lo hicieron antes, dado lo a mano de la alternativa, en la casa misma. 

El hombre (y la mujer también, aunque muchas no lo crean) es el producto final de una gran masa de pasado evolutivo, que, con la levadura de lo social, y alienando su base animal, lo decantan como un producto de síntesis. De donde el debate sobre si es ese gran pasado el que nos impide ser otra cosa, o si es la levadura lo que nos ha pervertido hasta ser un engendro difícil de asumir. 

Y luego está el perro, como compañero de viaje histórico per se, y que ahora algunas lo han tomado a lo kantiano como el para sí de su propia trayectoria. Y estirazan de un can, y ramalean lo que se han negado a hacer con niños o similares. Y cunde la opinión, tan resentida, de que lo oculto tras esta buoutade animalista (¿será por el perro o por el hombre?) es el deseo de muchas de darle la vuelta a la tortilla echándose mascota, sea bípeda (mascoto) o cuadrúpeda, que es más estable. 

Todo, muy parecido a lo de echarse perra para todo, en el denostado patriarcado, y tan ancho el mundo. Solo que aquí el empoderamiento, y hasta la sororidad, se realizaría a través del cánido o de su supletorio, el varón. Ya sé que todo esto es muy nihilista. Pero es que es aún peor. Es que estoy pensando echarme perro. De cuatro patas. Lo mismo, hasta hago virguerías. Estamos perdidas/dos. 

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