jueves, 30 de mayo de 2013

Dameteta


No es casualidad que tanto al que vive de la subvención como al que suele tirarle a los aviones, se les califique con la misma expresión de ‘darle al chupe’.
De hecho, ambas aficiones –que en casos, de tan vocacional, deviene profesión y crea oficio– generan un síndrome similar por el cual, el convidado tiende a ver siempre la botella medio vacía, y el que amamanta medio llena. Eso es normal. El que se chispa persevera, y se ciega agónico. Lo que no lo es tanto es que el avalista o donante de pecho e incluso el aspirante, pille, sin catarlo, como una gota, o peor aún, una media gota permanente que le haga condenar el chupe cuando él no pone la teta, y se olvida de cuando era él el que daba de chupar, que es lo que parece lleva peor. 
Esto nos lleva a otro síndrome, éste bien conocido por matronas, pediatras y otros profesionales del mamis, en el buen sentido, y que se refiere al placer, sabroseo o satisfacción de dar de mamar, que puede ser tanto o superior al del mamón mismo. Y que podría explicar ese fenómeno tan incurso en la mamonería, y ahora tan manifiesto en políticos versolaris que denuncian los cuartos que se tiran en moñas y sandeces, pasando por alto los que ellos echaron a la basura o, peor, dejaron ir a parar a ésta al lavarse las manos para quedar como inocentes –en lenguaje político abstenerse–, a cambio de otras concesiones con las que hacer tasajo.
Sabrina BoingBoing,, la modelo brasileña que alimenta
Es más o menos lo que ha pasado y pasa, a nivel político, con la dichosa ayuda al Alba, que sigue sangrando los bolsillos locales, sea en cumplimiento de sentencia, con denuncia o sin denuncia de la oposición (de soltera cónyuge del gobierno en régimen de gananciales), que lleva razón (como antes cuando pactaba envainársela) al decir que se trata de una empresa, un emprendedor, por tanto, y tiene que buscarse la vida y hacerse un hombre. Así que ya no hay Marca Albacete que valga. Además, con sus resultados, la que esa entidad podría generar podría ser hasta contraproducente. Algo así como la Marca España que genera el Premio Príncipe de Asturias, que siempre anda buscando a algún extranjero al que empezonar para darle de mamar la poca leche que nos queda. Y sin echar siquiera los papeles para beneficiarse de la ley de emperdedores, o emprendedores, recién parida y con la ubre ya seca por tanto amigo. Ya lo decía la canción: para la leche que da la vaca que se la beba el ternero. O sea, el amigo. Que es lo más grande.

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