Según dicen, los españoles somos los menos preparados
en matemáticas y lenguaje no sólo de Europa sino también de toda España. Lo que
no quiere decir que no estemos a la última en ambas cosas. En lo primero,
gracias a parvulistas tan intrépidos como Guindos, Montoro o el profesor Gay de
Liébana, y la ayuda inestimable de Iberdrola, la banca y otras socaliñas, que
nos enseñan a restar y a dividir y nos han prometido que cuando salgamos de
ésta pasaremos a sumar y a la tabla de multiplicar. Dios sea loado. Sólo de
pensarlo, estoy que no quepo, o que no cojo, que diría un mejicano, como un
niño (de los de antes) con libros nuevos.
Porque antes los libros de los escolares eran más
bien viejos, y con potas de huevo, pringue y otras cosas de las que ahora por
suerte se libran los libros de texto de nuestros infantes: iphones, tablets y
otras formas de enredilamiento, cuando estudian en ellos asignaturas tan
edificantes (de los bajos en especial) como ver hacer la perrea a Miley Cyrus, que
con eso de abandonar el segmento de mercado adolescente ha pasado, de ser plato
para donceles a fuente de babeo de doncellistas, los cuales, más pendientes de
las membriadas de parte de su cuerpo, al compás del de ella, no reparan en lo
mucho que la nueva generación puede enseñar, está enseñando ya, en lo que a la
cosa oral, sea o no con lengua, se refiere.
Así, ese neologismo de perrea, que no es hacer el
perro, propiamente, o la perra, sino un llamamiento impostado y virtual a la
berrea con p de perro, sea callejera o bajo techo, y alardes de perraca para
emperrar a la afición y sus hormonas. Un significado que no viene ni en el
María Moliner, pero que gracias a esta maría Miley que impone su ley, cualquier
analfo conoce ya, anticipándose así a los académicos de la lengua, que no lo
aceptarán hasta que media feminidad menee el culo agachada remedando esa
postura nada kamasútrica que en inglés es in greek way y aquí es a estilo
perro. Lo cual es muy enriquecedor, y demuestra que la lengua también sirve
para aprender idiomas. Otra cosa son las cuentas, que no salen y seguimos
fatal, pues la mayoría no sabe más que la de facebook o you tube. Pero que no
se piensen en Europa ni los del Pisa ese que aquí nos chupamos el dedo. Porque
cada uno se chupa hasta donde alcanza. Y si sabes yoga, como los perros, más. Y
aquí venimos del perro, ¿no? ¿O era del mono, el del anís?
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