jueves, 18 de junio de 2015

Historias de la revolución


Otra cosa no, pero la renovación del elenco político puede ser una mina de guiones de cine, tan alicaídos, en especial la comedia gruesa tirando a astracanada, siendo una pena que el género valleinclanesco y el esperpento literario ya no se practiquen, y menos la revista, pues supondría un magnífico filón para Camoiras o Esteso. Pero menos es nada. Y ahí van dos apuntes, gratis.
Un grupo de nuestros aborígenes, de visita en el foro el 13-J, y ya que estamos aquí, y que alguno es de la cuerda triunfal, se presentan en la toma de posesión de Carmena, Carmona y Carmina, y se zampan en la misma puerta del consistorio, a hacer masa con el público enfervorecido, a esperar a un paisano que trabaja allí, cuñado de uno de ellos, para ir a comer. Diez segundos después, y como no hay nada mejor que hacer, están silbando, gritando y pitando. A todo. Al poco, sale por la puerta un individuo, joven, adecentado y de trapillo, más bien convencional, uno de tantos, al que se le viene encima una pitada descomunal, improperios, insultos, abucheos, desaprobación total, incluida la de algunos de nuestros visitantes, creyendo sin duda que, por no salir a hombros o vestido de pegamoide, era uno del PP que huía despavorido de la recién tomada Bastilla. Pero hete aquí que el muchacho es al que esperaban, y el chasco de alguno es tan notorio que, encima, va y justifica la cagada acudiendo al socorrido sistema de echar balones fuera, poco menos que culpando al esperado por salir con una que, esa sí, debía de ser de la cáscara amarga, ya que escondía su rostro bajo un pañuelo. A lo que el recién rescatado paisano alega: ”!Pero tontos del pijo, si esa es una de las taquígrafas del ayuntamiento. Y lleva pañuelo porque es mora¡”. Como se ve, todo un corte.
Profesora ´limpiando la biblioteca a lo Freddy 
Mercury para ganarse un sobresueldo 
Y dos. En los pasillos de un instituto rural se comenta la prevista medida madrileña de que la limpieza de centros la hagan cooperativas de madres (y ahora padres, según creo, para evitar el machismo), y al llegar una contertulia que no sabe muy bien de qué va, pero afectada todavía por el reciente nombramiento como directora de una compañera llamada Carmen, suelta: “¿Estos? ¡Pues ya veremos como quedan los ladrillos, con lo gorrinas que son en este pueblo!”. Eso, para que veáis en qué manos hemos dejado la revolución.
En las mismas con que muchos manejan el móvil o conducen. Y luego a luego se confunden con los mensajes. O se la pegan. Más o menos lo que Umberto Eco llama “nueva legión de imbéciles”, que no sé si viene a sustituir a lo que antes venía siendo famélica legión, con escaño hoy en internet, que es más un síntoma que una enfermedad, y que, según él, está llevando a los tontos al poder (virtual), en vez de a los listos de antes. El mismo error elitista de muchos ‘comunistas’, al despreciar asistir a las asambleas podemitas diciendo con suficiencia eso de “es que estoy harto de oír a tontos”. Lo cual es un signo de chochez intelectual, porque si hay algo que defina a la presunta masa revolucionaria de hoy es lo mismo que lo de ayer: la pobreza material y la mental. 
Y eso es lo que hay. Tontos de todo tipo, incluidos los comunistas a la pàge. O la paja, que también los hay. Un ejército verdaderamente franciscano de idiotas, viejos, inútiles (o ambas cosas), impedidos, paralíticos, deformes, drogatas, poliomelíticos, dependientes (incluidos los del comercio) amputados, contrahechos, pobres, mujeres, inmigrantes, malditos, mendigos, sidosos, amas de casa, distintos, feos y todo aquello que no es beautiful, ni falta. O sea, casi todo lo bendecido, antes por Dios y ahora por el buenismo universal y la tolerancia obligada, que es pura moral burguesa hipócritofilantrópica, y que yo no sé si está bien o mal, pero que, mira por donde, ampara a la gran mayoría de frikis que son (somos) casi todos los rechazados por la suerte hacia abajo.
Un ejército a veces calificado como lumpen, y equiparado con aquella sociedad de las tinieblas pero tan numerosa de la que echara mano el gran populista Luis Napoleón por primera vez en la historia para tomar el poder y fundar el II Imperio tras la revolución de 1848, y que si hoy es ya el ejército mayoritario es con la ayuda inestimable del FMI o el BM, de los que, quien más quien menos es hijo más o menos legítimo, y de los que no deberían renegar.
Los del antiguo régimen (que aún no se ha ido) están quemados por la entrada de estos que llaman escandalizados, facinerosos de extrema izquierda (y facinerosos, sí, pero de lo otro, se nota que no han conocido a ninguno de verdad). Y es comprensible, ya que a corto plazo les quitan muchos puestos de cobranza, trinque y mangoneo, muchas oportunidades de negocio. Aunque a la larga deberían estar contentos, pues si no le pegan fuego a la tienda, como no parece, al final se integrarán (dejándolos explayarse y pegarse contra el muro de la realidad) en ella como vendedores, socios, o lo que sea, y el negocio se verá reforzado.
En el Psoe ya lo han entendido, a riesgo, claro, de ser fagocitados y quedarse en meros socios laborales de la cosa. Y es que muchos no esperan de ellos nada fundamental, salvo echarnos unas risas, aunque salgan caras, todo sea por despejar el hastío; y el folclore es lo que predomina y todo queda en numeritos para la galería, sean fotos locas en Instagram, videos provocativos en You Tube o tuits descabellados buscando la clac y la iniciativa en la formación de opinión pública (y sobre todo reafirmar la suya). Además de alguna demagogia ful como la de los coches oficiales, o la bici, que muchos no saben ni montar y les salen llagas, u otras en las que parece que obedecen los mandatos de Bruselas, como esa de recortarse el sueldo, que es lo más contrarrevolucionario del mundo. Porque, si estos hacen voto de pobreza, ¿quién pagará nuestras pensiones?
O esa medida cutre de la limpieza de colegios y otros, la típica autogestión de la miseria para darse pisto, moral y cuatro migajas, y poder decir “sí se puede”, y que si daña a gente como Florentino Pérez (y de paso al Madrid, que estaría bonico que estos creasen una crisis futbolística mundial con su máximo emblema local, eso sí sería revolucionario), ya está haciendo que los trabajadores de las contratas de limpieza, y supuestos votantes suyos, se estén revolucionando de verdad, a favor de su jefe, y por supuesto del Madrid y el fútbol en general, al que también, dicen, tienen enfilado. Las masas, es lo que tienen, que si falla la levadura…
Pero del agua, de las confederaciones hidrográficas, esas mafias del pasado que controlan el futuro más elemental, o el ejército, o la universidad, ese foco infeccioso del que nada dicen por estar sus jefes apalancados en ellas, o de Telefónica o las eléctricas, u otros monopolios extorsionistas, o del ordenamiento del consumo, por citar algunas cuestiones fundamentales que inciden en el 90 por ciento de la vida cotidiana, punto en boca. Sí en cambio crean una concejalía del Ciclo de la vida, o antimachos, que podrá ser muy básica, pero que también es una medida electoralista para aglutinar la irrupción de lo sexual en la política, a través del feminismo radical (¿es qué hay otro?) más propagandístico e impostor de  “el Papa no nos deja comernos las almejas” de Rita Maestre. Que espero aguante mucho, para dar juego y qué decir.
Pues cesar por estar imputado por atentar contra las buenas costumbres y la moral burguesa (que es una tan solo de las existentes) no puede ser lo mismo que ser una amenaza para la gestión de fondos y patrimonio público, que es único. Y además, ahora me entero que la administración local deba ser el bastión y reserva espiritual de esos valores solamente. ¿Dónde viene eso? Y a más de un tertuliano y alcachofero de pro se le está viendo el plumero con ese cante. Sólo por eso, ya habría que haberlos inventado, de no existir. Pero por favor, nada de verduleras al poder, revoluciones orales (o anales) o virtuales. Que eso ya lo hace Telecinco. Y también que no cuesten un pico o se hagan de pie, que uno ya no está para trotes. Y sobre todo, a ver a qué hora se hacen, a poder ser en prime time. Que yo me acuesto a las once.


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