lunes, 29 de junio de 2015

Todo menos el verano, Dios mío

Si el Papa sigue vivo es porque Dios no ha encontrado aún a nadie que dé el perfil para sustituirse a sí mismo.  Y menos ahora. Todos los posibles candidatos están de veraneo, haciéndose unos hombres, que son las preliminares al olor de Santidad que se precisa para dejar de ser Su Evidencia; perdón: Su Eminencia.

Otro problema es que el Papa es amigo personal de Dios, porque, al contrario que en el lenguaje empleado en los noticiarios, Dios es el único ser capaz de tener amigos personales y no personales, con lo que no se sabría si es que lo dimiten o lo cesan, siguiendo con la terminología de tal y de cual. Como también hay quien afirma que el de verdad se encuentra abducido y este que habla del cielo y el infierno es un extra de Cinecitá, y tan pronto dice que el Purgatorio está en los cincuenta grados  y en los alacranes de los entoldados de plástico de El Egido como en las favelas de Río, que es como ser un Papa de FP, y de clima templado.
Pero también hay quien afirma que es Dios el que está de vacaciones, con todas las especulaciones que ello suscita de si al monte o a la playa, ya que en todas las familias cuecen habas; aunque se ha descartado que esté en Túnez o Siria, ni siquiera como Alá, y lo más probable es que esté recluido, supongo que de sí mismo ya que es omnipresente. Pero lo más fácil –yo sigo a lo mío– es que sea del verano, que es la otra cara de Dios, o más bien su culo, pues si la canícula no es el período de descanso de Dios, por cojones tiene que ser la forma en que anualmente éste se deja tentar por Lucifer y su predisposición a pasarse de tueste, dejándole hacer.
Siendo así que entonces, al que más y al que menos le pasa lo que al Camarón con el querer, “lo que el verano me cuesta, tres meses de enfermedad y tres de canvalecencia”. Una convalescencia general del verano en los cuerpos que lleva a pensar que la vida es cortísima y el verano largo, muy largo, no se sabe si gracias a Satanás o en su defecto, y nos induce la cuestión de que el ansia hoy tan extendida de pasarse la vida tratando de conseguir un cuerpo diez, aunque sea el de otra persona, es en lo que más difícil lo tiene Dios, porque él, al ser inmaterial, tiene que delegar en alguien que lo represente corpóreamente, y como no se admiten féminas...
Que es por lo que, para sacarse la espina, dicen los bulistas pontificios, que el Vaticano tiene ya preparada una encíclica de significado polivalente, la “Pasta pastorum” le dicen, según ha trascendido, dirigida oficialmente contra el diablo del pecunia mundi, o como vox populi es conocida ya como “contra el imperio de la guita”, pero que subliminalmente es un apoyo tácito a la cocina italiana y una tentación para coger calorías y ponerse en línea con la Iglesia. Y además, te garantizan que si la llevas visible en el salpicadero de un coche de cierto nivel, los municipales no te multarán, así aparques en triple fila.

Algo que no se garantiza si la llevas en el cuatro latas y aunque vayas a recoger a la parienta y los apechusques de limpieza de cristales a una zona comercial, que entonces te achuchan para que te abras o te atizan, como un asesor le contó al Papa que le ocurre normalmente a una pareja, también en la vida real, de limpiadores, Testigos de Jehová de niu pueblo, cuando van por la ciudad ejerciendo su faena con la Biblia en el auto. A lo que el Papa respondió: “¿Testigos de Jehová? Eso qué es, ¿una nueva serie de abogados de la tele?” Que es por lo que dicen, también, que tampoco es él, sino un suplente cuando se va con Dios de vacaciones a otra galaxia, a gastos pagados. O sea a la parcela.

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