sábado, 13 de julio de 2019

Observando


Yo quiero que me pongan un observatorio. El Observatorio del Huevo de Dos Yemas. ¿Qué pasa? Ya existen el de igualdad de género en la ciencia, el de política criminal o el de la violencia hacia los animales. Así es que no sería tan raro. Y sí mucho más útil. 
No digo yo que ver que haya el mismo número de vulcanólogas, por ejemplo, que de vulcanólogos, avistar criminales en la política (que debe ser un trabajazo) o vigilar los posibles (y probables) vareadores de perros y pateadores de gatos, no sean encomiendas loables. Pero fútiles, me atrevería a decir que prescindibles, comparado con lo mío, que es atisbar, vislumbrar, llegar a intuir, adivinar incluso, con la práctica, el huevo de dos yemas, algo tan básico para mejorar la cuestión yemení, tan esencial, y no solo en lo gallináceo. 
Y es que, por ejemplo, con un solo huevo se resolvería de una vez lo del precio de esas cosas que cuestan un huevo y la yema del otro. Eso es ahorrar. Vamos, que sería de lo más práctico, que es a lo que vamos. A lo instrumental, que es lo de moda, el sector público instrumental, que se lleva mucho. 
¿Qué fue antes, el huevo (de dos yemas, claro) o la gallina?
¿El político o la mamandurria?
Ese eufemismo para designar esa maraña de agencias, entes, empresas privadas con capital público, consejos, fundaciones, plataformas, institutos, oenegés, consorcios dudosos, y un sin fin de engendros que engrosan el dislate y la gabela con la excusa de mejorar la vida, sobre todo del sinnúmero de amiguetes, primos, sobrinos y demás estirpe de arrambladores (será para paliar la sangrante desigualdad y preservar la igualdad de oportunidades) y que luego se quedan para los restos en lo público sin remisión. Lo público ante todo, ya se sabe. 
Pero yo soy más de observatorios. El País Valencià ya tiene diez. Dos, hechos aposta para Podemos, para ayudarle así a recuperar votantes (los titulados en paro hacedores de master y otros meritoriajes serán comprensivos, solidarios instrumentales y nada envidiosos de los colocados). Y pronto, la fiebre se extenderá al resto de las taifas, y el récord de mamanduñas será pulverizado. 
Mientras, yo, que quiero ser útil, y si hay que ser instrumental, pues se es, sin el mío. Todavía.

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