viernes, 8 de noviembre de 2019

Descreyendo


Antes la religión, y ahora la política, o religión civil, se asientan en lo mismo, el ansia de creer.
La incapacidad de admitir que estamos aquí por azar y que la vida no tiene otro sentido que el fijado por el Eclesiastés, comer, beber y “holgar”, nos echan en brazos de la credulidad, y toda nuestra existencia es un permanente abofeteo de la realidad a esa ilusión. Y contra lo que cabría esperar, con los años va a peor. 
Si a algo te enseña el devenir es a descreer. Pero eso es algo mal visto. Todo el que viene de vuelta de un credo es señalado como mal ejemplo, pues la tienda necesita creyentes. Lo que pasa es que el descreído, más que un héroe –contra el mundo traidor– es un antihéroe de sí mismo como valor de uso. Y eso lleva a que tenga muchos imitadores, que en realidad son los cínicos y los hipócritas. 
Y luego está el incrédulo, tan incompleto e inconsistente, que a diferencia del excreyente, nunca creyó del todo, y jamás ha gozado de esa venganza íntima que consiste en rectificarse, y cuya desconfianza sempiterna, fruto del miedo a lanzarse a conocer, es la mejor garantía de éxito del trilerismo y el tocomocho. 
De manera que lo que hay son muchos falsos descreídos y mucha pose. Y mucho creyente precario entre los jóvenes, cuyo afán de creer es implacable dentro de su concha refractaria. Así que eso de suspender la incredulidad que dicen se da en elecciones, abandonándose al yo voto y sea lo que Dios quiera, no me lo acabo de creer.  
Si Amanda Seyfried (‘¡Mamma mia!’) dice: “Mi burro me aporta tanta energía como una taza de café”, me quedo incrédulo. Pero como yo también me crié en una granja, y eso marca, y como los burros tienen, por decirlo a la manera de Ruano, una buena mala fama bien ganada, pues hasta me lo puedo creer. 
Pero para creer que el Psoe (o Podemos, tanto monta) no la meterá doblada de nuevo; o creerse el programa hiper progresista del PP; o no ver en Vox otra opción más, traída por los mismos que lo pasean como un doberman para manipular el voto a la contra (casi todo); o que C’s sabe lo que se lleva entre manos, no hay que suspender la incredulidad, sino el cerebro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario