jueves, 5 de agosto de 2021

Inconexos

 Sea por el virus o por eso que cantaban –es un decir– los No Me Pises Que Llevo Chanclas aquellos, “miaquetá leho hapó”, los periodistas acreditados en Tokio post-20 (pos veste tú) no son tantos como en Londres 2012, que triplicaban a los atletas. El cuádruple que en los 70’. 

Gracias a tal progreso podemos pasar todo el día empalmados (un suponer) al medallero, si es que no llevas colgada ya la Milagrosa o la de Cortes, y seguir sin pausa en la playa y entre culo y culo –hasta que se cae el móvil al agua y viene el horror– las andanzas de los dos tipos de deportistas españoles, los que lo hacen a lo clásico, así como el misionero pero por lo deportivo, o sea a pelo, con solo su body, logrando eso que los sociólogos dicen de reificar el cuerpo, hacerlo cosa para consumo general.

Y los que van por lo tecnológico puestos de más apósitos y suplementos que El Corte, como velas, piraguas y adminículos varios, que forman el pijerío olímpico y en el que los compatriotas destacan, y que como metáfora del trabajo mecanizado y el desarrollo expresan la jerarquía inter países, por lo que son tan loados por el poder y los periodistas tratan de que lo sean por el populacho, aunque éste opine que se pueden meter el palo de la vela por donde les quepa. 


Pero ese es su cometido. Hacernos partícipes del maná del deporte, para que dejemos de ser apocalípticos y sí integrados, cagones y no estreñidos, pues el estreñimiento ha devenido en auténtica ideología antisistema, y por eso quien de una no caga ciento una se remanga. 

O sea, lo intenta, que es lo importante y el equivalente cotidiano del intento de batir el récor de sí mismo, que es salir afuera, algo que este año es general, al son de esa frase tan tonta como claudicante de “para desconectar”, y que tanto place al gobierno, que estaba loco porque nos fuéramos, donde fuera, a distanciarnos más aún, de lo prójimo, de sí mismos, ya fuese física o, mejor aún, telemáticamente, cada uno a su tele, a tragar esa farsa de la antifascista Peleteiro y la psico metoo  Biles. 

Y cada uno a lo suyo: a lo que le interese al poder. Otra medalla de oro pues para el divide, atomiza y vencerás. 

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