viernes, 18 de marzo de 2022

Cartelera

 Yolanda Díaz, cuyo proyecto es abrir un proceso de escucha de todos, a través de una gira nacional, que podría llamarse “Escucha, hermano”,

utilizando su propio coche, que por su propio bien sexual, y más conforme están los servicios sanitarios de traumatología, espero que no sea un Simca 1000 –Sánchez al menos usó un Peugeot 407 en su campaña “Escucha, primo”-. 

Y que la cosa podría dar lugar a una versión paródica del clásico, con un “qué difícil es hacerse un líder en un Simca mil, la, la, la…”, no muy conveniente para la izquierda actual, nada heroica, y sí más parecida a una budy movie, o película de amiguetes de una noche, dos y hasta tres, y que ahora la Yoli quiere convertir en una road movie, haciendo un Easy Rider, o jinete fácil, aunque la cosa vaya más de jinetes en la tormenta. 

Yoli, vestida para rodar
Y es que es curioso cómo la cultura, ese cóctel que los gringos, bien rebajado con soda, llaman estilo de vida, si ya se muestra diáfana según se ataca la existencia, más clave aún resulta en la digestión del finiquito. No hay más que ver la forma tan distinta de gestionar el pase al más allá, o más acá, ya veremos, de Podemos y PP. 

Ambos pretenden presentarlo como una catarsis (no confundir con la campaña Catar, sí, que es más de Florentino), como si fueran aves Fénix incendiadas y renacidas de sus cenizas. Y nada más lejos, pues si son pájaros es de cuenta (corriente) y con mejores dotes teatrales que Marlon Brando

Pero sí, la manera de abordar el guión denota estilos diferentes. Por ejemplo, al PP le sale mejor el harakiri con tomate, el dramón zarzuelero, el thriller y hasta el melodrama rancio, mientras la nueva izquierda borda las series con su neoestructuralismo a lo Godard con esa imprevisibilidad (previsible) de al final de la escapada. Incluso se les nota cierta inclinación a la deconstrucción derridiana y hasta de Foucault, en vez del derribo con ariete y bomba sin espoleta del PP. 

Y si en unos prima el discurso, en los otros es el relato. Que sí, serán dos formas distintas de llamar a lo que hay, pero no me negarán que son unos pluses muy de agradecer, tal y como está la parrilla nacional.

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