jueves, 10 de noviembre de 2022

Europa

“No. Ese, no. El que yo digo es uno así, con una caperucita de color, muy bonica.” Dijo el hombre al encargado de la tienda de mascotas, que ya le había mostrado cinco bebederos especiales para perros, sin éxito, y siguió buscando, como un pointer, por el establecimiento, en busca del Grial de los bebederos, hasta que sacó uno desde un rincón del fondo y lo levantó.

 

“¡Ese. Ese es.” Exclamó alborozado el cliente, que con cara iluminada vino hacia mí, cosa que me alarmó, aunque a lo que iba era a ver un arnés rosa, precioso, revestido con un abriguito, que, cuando lo tuvo en la mano, el vendedor, lo animó sobremanera:”Oh, ese le va a ir de perlas, sí”. 

Y el hombre sonrió, satisfecho, lo llevó al mostrador, y entonces, sí, me explicó que a su perrita –no se habló de razas, un detalle- le había dado por hacerse pis y caca al tuntún, y él había decidido trasladarla a la parcela para castigarla, aunque no creía que hubiera que llegar a tanto, pues estaba seguro de que, solo con llevarla allí, bajarla del coche y amenazarla con dejarla allí dos noches sola, la perrita iba a arrepentirse y a controlar sus esfínteres. 

Como cualquiera en esa tesitura, pensé, yo, si bien dije que antes lo que se hacía era restregarles el morro por sus deposiciones. Pero al ver que me miraba como a un extraterrestre, me callé, y él, tan ufano, y ya feliz por su éxito garantizado, pagó y se largó. Yo le pedí lo mío al tendero, y le comenté si es que al panizo le echaban algo, ya que las gallinas no lo querían. 

“¿Las gallinas? ¡Qué le van a echar! –dijo él, un tanto rebotado-. Que no lo quieren, y ya está. A que las palomas sueltas, o los tordos, sí se lo comen. Que tiene que ser partido, para los nenes –dijo con desdén-. Y los pájaros, ¡uy, por Dios! Y a los conejos ya no hay que darles col o alfalfa. Esto empezó con los chiquillos. A mi hijo, el pequeño, su madre le tenía que pelar las salchichas frankfort. Y luego, los gatos, con los friskis; y los perritos, mire –y señaló la puerta-. Y así está la cosa –sentenció-: que estamos imposibles. Pero el panizo, ¡qué va a llevar! Así pasa, que luego va Putin y hace lo que quiere”. 

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