La gresca

 

Altos funcionarios del estado (jueces, fiscales, inspectores) se están organizando para resistir los ataques del ejecutivo y sus mariachis.

Y eso en pleno ramadán, en plena cuaresma, como quien hace rollicos de sartén. Y mucha gente se ha escandalizado, pues la cosa indica que el poder, eso similar a la sarna que no sabes muy bien de donde dimana, pero que te jode mogollón, está a la greña, dividido y en guardia. 

Y los parlamentarios y sus soldaditos mediáticos, al grito de ¡más madera!, tal que los tratantes de armas que lían las guerras para luego ir a salvar al soldado Ryan por un módico precio en vidas humanas, lo primero que han hecho, para animar, para mejorar el conflicto, es sostener una guerra de mierda en las Cortes, lo que se dice lanzarse pescuños de basura, estiércol, cagarros, mierda, vamos, unos a otros, pero así, como si estuvieran en la feria tirando al blanco para conseguir la muñeca chochona, con esa furia. Para que aprendamos y sepamos por dónde van los tiros (de mierda). 

Lo que en realidad es una buena noticia, y no solo porque, todo lo que sea elevar el nivel cultural de la ciudadanía a partir del espectáculo, aunque sea valleinclanesco, sea bienvenido. Pero también porque, que esta gente se nos ofrezca rebajada a gentualla, mostrando su faceta más vil, metidos en el personaje, y sin haber estudiado en el Actor’s Studio (ni en cualquier otro muchas de sus señorías), puede ser muy sano para el votante como ejercicio de realismo, pues eso es lo que hay, eso es lo que votáis, queridos. Y luego, porque da mucho gusto verlos reñidos. 

Era ya mucho tiempo de reinar en calma eso de la separación de poderes, una pura retórica para camaleones, ya que todo estaba bien ligado, amañado y conjuntado. E iba haciendo falta un buen divorcio, pero de los de juez y señor mío, para verlos en su salsa, y compitiendo. 

Y todo, gracias al Procés, que fue la vaquilla con la que los políticos echaron al ruedo a la judicatura. Desde entonces han toreado lo suyo (algunos hasta con picaores), y han creado afición, y ya los hay que andan pidiendo la alternativa. Y ahora, a ver quién les corta la coleta.