Los progres no tienen remedio. Su último gran dilema moral, intelectual, casi espiritual, a pique de caerse de la bicicleta (o del todocamino) es si permanecer en X, de soltera Twitter, o ponerse a servir, a la revolución, supongo.
Y es que, lo de que el dueño de la cosa, el Elon Mask de los co…hetes, quiera hacer de ella una ciénaga inmunda del peor fascismo siglo XXI, no les mola nada, pues a base de nadar en la charca (y guardar la ropa, y el patrimonio, en fin, todo eso que no hay que arriesgar), por pestilente que fuese, ya les parecía suya, pues uno nunca identifica su propia olor, y lo nauseabundo siempre son los otros, que es lo que le pasará al Elon con la cháchara de dimes, diretes, likes y contralikes, sí, bwana, mamoneo guay y divinismo de la muerte que llena su nube. Y, como puede, va e inunda de mierda el pantanal, y dice: “Y ahora si queréis, nadáis”.
Y dudan si enfangarse, pues, una vez hecho a tu propia guarrería (o guarrerida, española, en chiquitiparla), cuesta aguantar la ajena, y más si es la del dueño de la cochiquera, o, como dice el refrán, no hay gorrino que no sea asqueroso.
Y entre tal amenaza de desahucio, los probres se andan sintiendo deshogarados, sin casa, o sin jaula donde piarlas, y andan engrillotados, en su doble acepción semántica. Y sin patria, ya que la red social no era un casino, sino la tierra prometida, el final de la escapada, la revolución misma, el fin justificador de tantos medios (y pseudomedios). Su hogar. Y ahora, si quieres seguir en él, aguanta carros y carretas del casero. No hay derecho. Y sobre todo, no hay donde ir.
Antes, cuando estaban verdes, previo a descubrir la red, se iban al campo. Pero éste vuelve a ser sinónimo de reacción, y más con la Meloni proponiendo un servicio civil en él para recuperar el vínculo con la patria, y temerán que si se hacen unos gazpachos con liebre en la parcela les llamen fachas (y con razón). E italianófilos. Y antes que melonitontos, prefieren quedarse en militontos, aunque sea en Twitter. Dónde va a parar.
Y andan pensándoselo a tuits, que, como se sabe es el paradigma del mensaje… en una botella; pero ahora de Cocacola.
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