Con
este título ya habrá alguien temblando sólo de pensar en volver al hospital de ese nombre para una biopsia, una diálisis o un tacto rectal. No cunda el pánico. Es sólo
que en la sociedad crece el deseo de creer a la par que disminuye el ansia de
verdad. Vamos, que la fe, el esoterismo, la superstición y hasta la brujería
ganan terreno a expensas de la ciencia, el empirismo y el positivismo. En suma,
la ilustración baja, el oscurantismo sube. Para ejemplos, el desinterés por la
escuela, la deseducación, la apatía del saber, la deserción de la cultura y el
apego a la pseudoinformación y la pseudocultura. Vivimos de nuevo tiempos de
renuncia a la búsqueda, la investigación y la explicación, de aceptación ciega
de lo que nos echen. Tiempo pues de derrota.