viernes, 9 de febrero de 2018

Compatibilidad


En El Padrino hay una escena en que Don Corleone va y dice aquello de que las mujeres y los niños pueden ser confiados; los demás, no. Pero de ser gallego, Mario Puzzo jamás habría escrito esa frase.
Algo así se da por supuesto, es una impronta, se lleva en la sangre. Lo inimaginable es lo contrario. 
Yo no soy por naturaleza receloso. Pero después de quince meses entre gallegos jamás volví a confiar en mi sombra. Es como hacer tres máster. O como implantarte un chip. Tu mano derecha huye de la izquierda, y la boca se trabuca de risa con lo que dice. Y con Rajoy, auténtica obra maestra, es que alucinas. 
Se dice que ojito con él, por mediocre. Pero alguien que escoge voluntariamente la mediocridad como fe y estrategia de vida y la estira hasta el marasmo infinito –con la mediocracia, por ejemplo, o mesocracia mediática–, no está exento de cierto genio. Menos quizá que el necesario de verdad, según Cary Grant, para vivir por encima de tus posibilidades cuando estas son infinitas. 
Lo que pasa es que el talento de Mariano consiste en lo contrario, en vivir siempre por debajo de ellas, aunque sean mínimas, como pasa ahora, aunque tenía aún más mérito cuando las posibilidades eran máximas, que es su especialidad, y es quizá por lo que ahora estas hayan disminuido, por puro desperdicio. 
Para comprobarlo, solo hay que ver su entorno, de lo que ha acabado rodeándose, pues viendo la choza se ve al guarda. 
Entre Zoido (y su jefe de tráfico con su walkie-talkie, los tres de la sargento Cospe) y De la Serna (agregado civil de la virreina del CNI) tienen a la borrasca asustá, acobardá. Ellos solos, y a cual más, y les sobran sin quitanieves. O los Nadales, ese dos en uno, como son todos los melgos (pero menos en realidad que el Cillit Bang), que cada vez que hablan sube la luz. 
El ministro de economía, en su etapa
de formación en Lehman Brothers.
De la ministra de lo social solo sabemos que tiene acento de Tabarnia y chismes: lo suyo; y de Dastis que es una figura del Museo de Cera que quiere ser ujier cuando adquiera vida. Los demás son bien conocidos de una facción u otra, incluido Guindos, que quiere ayudar a Draghi (que voló el Banco de España y nadie le ha hecho un homenaje) a terminar de hundir Europa, pero sin dejar de demoler los muros de la patria mía. 
Es la crisis, que obliga al pluriempleo. Y a cambiar los huevos de nido, a lo cuco, o a guindar de los otros, a lo urraca; y compatibilizar todo ello, además, con la fidelidad debida a la facción política, que es más que el país, y que les da vida a los políticos, mucho más importantes que la ciudadanía, como se sabe. 
Es lo principal para estar bien colocados siempre en la parrilla de salida cada vez que hay que cambiar algo para que nada cambie. Como ahora.
A eso lo llaman crisis de gobierno. Y desmierde. Todo tan compatible.

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