Castas suplentes. II
La perdiz
Frank Scopet, uno de sus
más eximios estudiosos llegó a declarar, en estado venático, que las cazaba
para investigar en ellas las tres mil quinientas incorrecciones genéticas
humanas. “La costilla genética de Adán” y “un primo hermano evolutivo”, eran
sus cuartos a espadas sobre ella. Ya ves tú. Y que en cuanto a cretinismo
sedentario, corto vuelo, chulería y credulidad en cantos de sirenas podían
incluso homologarse al género humano. Y además, que las que él criaba eran para
el reclamo. Como si tal amaestramiento perverso del rehén traidor como cebo
para sus semejantes por este todo un gurmand del plomo, además de ruin por
ahorrarse las fases más residuales de la caza, ojeo, venteo y celada, no fuese
de lo más miserable y acorde con una civilización del pájaro en mano que pide
con su pico para la boca de su dueño.
Directamente vomitivo. Y aún decía que los suyos no, que no cantaban ni con ababoles. ¡Y que no...!, si hasta cambiaba a los granjeros engordantes prohibidos por hojas de rábano. Pequeña corruptela que se permitía, creo yo, por el encantamiento que el castañeteo del ave le producía.
Directamente vomitivo. Y aún decía que los suyos no, que no cantaban ni con ababoles. ¡Y que no...!, si hasta cambiaba a los granjeros engordantes prohibidos por hojas de rábano. Pequeña corruptela que se permitía, creo yo, por el encantamiento que el castañeteo del ave le producía.
Pero que niegue quien hasta
hace nada no haya sido otra víctima del camelo de la tarjeta de presentación de
esta especie (o al menos de las habichuelas hechas con su carne), embaucado por
su zumbonería como prueba viviente de no ser el fiascazo de algún rapsoda o
sofista con una moña de narcóticos brutal. Que invoquen su mea culpa, no sé a
cuento de qué, pero que la entonen.
Aún así, tal detalle
criticista suele escaparse, hasta que el estudio de Sonia Pelussova te saca de
la tontería y la presunción como una ventosa de retrete, con sus datos aún no
desmentidos de la cadena “más de cien
millones de licencias de caza federadas> más de 200.000 millones de
eurodólares generados al año de negocio cinegético> la perdiz como alma
mater de ello> el ecologismo apenas si alza una esdrújula por cínica y
apática que sea> la Ecociencia se saca planes, estudios y campañitas cogidas
con pinzas sobre la trascendencia económica del animal, otra cobaya con
plumas> más silencio ecologista> nombramiento de sus militantes como profesores
universitarios lectores invitados, tutores y coordinadores de seminarios, sin
más méritos que su silencio y algunos cursillos hechos en los sindicatos para
engordar artificialmente su puntuación”.
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