miércoles, 4 de septiembre de 2019

Ficciones y contradicciones. Contribución a la crítica de la ecología política (para un planeta más justo, naturalmente). Post-it 18

Bestiario
Castas suplentes. II

La perdiz


Frank Scopet, uno de sus más eximios estudiosos llegó a declarar, en estado venático, que las cazaba para investigar en ellas las tres mil quinientas incorrecciones genéticas humanas. “La costilla genética de Adán” y “un primo hermano evolutivo”, eran sus cuartos a espadas sobre ella. Ya ves tú. Y que en cuanto a cretinismo sedentario, corto vuelo, chulería y credulidad en cantos de sirenas podían incluso homologarse al género humano. Y además, que las que él criaba eran para el reclamo. Como si tal amaestramiento perverso del rehén traidor como cebo para sus semejantes por este todo un gurmand del plomo, además de ruin por ahorrarse las fases más residuales de la caza, ojeo, venteo y celada, no fuese de lo más miserable y acorde con una civilización del pájaro en mano que pide con su pico para la boca de su dueño. 
Directamente vomitivo. Y aún decía que los suyos no, que no cantaban ni con ababoles. ¡Y que no...!, si hasta cambiaba a los granjeros engordantes prohibidos por hojas de rábano. Pequeña corruptela que se permitía, creo yo, por el encantamiento que el castañeteo del ave le producía.
Pero que niegue quien hasta hace nada no haya sido otra víctima del camelo de la tarjeta de presentación de esta especie (o al menos de las habichuelas hechas con su carne), embaucado por su zumbonería como prueba viviente de no ser el fiascazo de algún rapsoda o sofista con una moña de narcóticos brutal. Que invoquen su mea culpa, no sé a cuento de qué, pero que la entonen.
Aún así, tal detalle criticista suele escaparse, hasta que el estudio de Sonia Pelussova te saca de la tontería y la presunción como una ventosa de retrete, con sus datos aún no desmentidos de la cadena  más de cien millones de licencias de caza federadas> más de 200.000 millones de eurodólares generados al año de negocio cinegético> la perdiz como alma mater de ello> el ecologismo apenas si alza una esdrújula por cínica y apática que sea> la Ecociencia se saca planes, estudios y campañitas cogidas con pinzas sobre la trascendencia económica del animal, otra cobaya con plumas> más silencio ecologista> nombramiento de sus militantes como profesores universitarios lectores invitados, tutores y coordinadores de seminarios, sin más méritos que su silencio y algunos cursillos hechos en los sindicatos para engordar artificialmente su puntuación”.

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