miércoles, 2 de junio de 2021

La esencia

 Al reactivar Sánchez el Catastrofismo, o estrofa infinisílaba catalana –catastrofistro sería hacer un fistro en el catastro; ¿suspender esa autonomía?–, el Cataloclismo como virus desastroso, pues de astroso, nada,

siempre a punto, niquelado y a butxaca llena, para generar anticuerpos (léase apoyos) a costa de una mala salud general crónica, ha devuelto a la palestra el viejo cuento creado en el tardofranquismo del socialista malo y el bueno, que aún lleva a más de un facha a parafrasear lo de Sheridan sobre los indios. 

Y es que, para buenos, los muertos, todos, Becquer dixit. Y que en ese chospe, como en todos, viven de las mentiras, mitos y leyendas que dan de comer. Y al irles bien con lo del compromiso, la modernidad y el progreso (la honradez pinchó), hasta se lo creen. 

Algunos por ingenuos, como esos mismos franquistas que aún alardean de todos los pantanos que hizo su ídolo, él solo, madrugando de noche a picar piedra (en los ratos libres que le dejaba instaurar la seguridad social universal, idea suya sin duda y no inspiración divina mientras lo llevaban bajo palio). Pero muchos es que están convencidos de mear agua bendita sin ser año jacobeo (que los es), y de ser la sal de esta tierra, el referente, su elam vitae, el ser paradigmático al que volverse como infalible oráculo (los oraculos) en los momentos críticos para servir de Führer (o guía) a los empantanados españolitos. 


Y como siempre hay medios ahítos de extraer audiencia de esa dicotomía sociata prefrabricada, como si hubiera dos partidos en uno y el banquillo (y no otro equipo) fuese la mejor alternativa al titular, a la que tropiezan sale el barón o el jubilata de turno a recordar que el Psoe no es eso que nos lleva como puta por rastrojo, sino las esencias, el alma, el páncreas de la cosa. La razón frente al mal, los otros. 

Así, algunos han tardado en pedir que los militantes socialistas emitan dictamen sobre el indulto, pues su autoridad es más que la del TS y el TC juntos. Y por supuesto más docta que la de todos nosotros. Porque ellos sí que saben. Y te puedes fiar.  Y es que saben tanto que luego a luego, van a saber a..., a eso.

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