viernes, 17 de septiembre de 2021

Estrellas

 En sus repalandorias contra la socaliña de la luz, o sea contra el gobierno, el gobierno ha hablado, y con razón –aunque llevar razón hoy día no es mucho más que llevar reloj–, del exceso de iluminación de las ciudades, de su malgasto (¿de las ciudades?),

y de la contaminación lumínica y sus dañinos efectos sobre nuestros cuerpos y espíritus, el más clave y fundamental, que no nos deja ver las estrellas. 

Desconociendo la luminaria redactora de la papela, copista de esa categorización platónica cavernaria de que para ver la luz resulta vital la oscuridad, y de si se trata de otra añagaza para que la gente regrese al campo, pero al campo de verdad, no al extrarradio a gastar condones y hamburguesas dentro de un coche, que luego, con el vaho, no ves ni a Venus, y menos a Plutón (con l), pues estando la España vaciada también de luz, de algo habrá que llenarla, aunque sea de gritos y susurros, que todo ayuda en lo oscuro tanto en la astrología como en la astronomía. 

O si solo sea más leña para exabruptos y dispensa por adelantado de futuros hazmerreíres, lo suyo de Sánchez creo que es más la economía, como hasta aquí ha demostrado, que la poesía. Y aunque, tal y como está la cultura, sería de agradecer, no es menester, pues felizmente para la lírica y contra pronóstico (reservado) nunca son malos tiempos para ella, y estos, tampoco. Y solo nos faltaban Ertes para el endecasílabo y Eres a punta pala de sonetos (que en el caso de Sánchez serían con estrambote). 

Cuando yo era pequeño, más aún, quiero decir, y no había tele, todo había que imaginárselo. Así que Antonio Molina cantaba una tuna que decía “que para ver las estrellas, Sofía Loren es lo mejor”. Ni catalejo (catar pero de lejos), ni telescopio: ella y… la oscuridad, claro, entonces bastante extendida. Con eso y el brasero de picón, y la ayuda del monóxido de carbono, las estrellas y la poesía estaban más que garantizadas. 

Y ahora tiene que venir un lila, uno que piensa que un poeta es un tonto de provincias (que también los hay), a recordarnos que hay que soñar, a ser posible despiertos y a oscuras. ¿No será por ser lo único gratis, todavía?

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