jueves, 30 de diciembre de 2021

El futuro

 Al principio iba a titular esto, “Bienvenidos a la distopía”. Pero esa sociedad es demasiado cienciaficcionera para lo que puede avecinarse.

Y su contrario, “Mañana, el futuro”, pues es un crimen tan edulcorado y frankcapriano, que no. 

Con la vida recortada a mera excusa para hacer obligatorio vacunarse contra lo que sea (¿incluido ella?), la idea de un dudoso porvenir me parecía más honesta, pues hay veces que lo punk es lo que mejor nos define, y más si la gente anda por ahí con la sensación de perder trenes. Es malo para pedir el voto, pero es que yo no me presento ni a una mariscada, un tren difícil de perderse. 

Y es que uno ha tirado ya como un anillo al agua, que diría el poeta, (casi) todos los tickets. El penúltimo fue un cursillo de fin de semana sobre nuevas masculinidades –ya que al parecer lo hetero es ahora heterogéneo, incluso etéreogeneo, que no sé si es una entelequia o un cachondeo– con el que me habría podido integrar en la nueva era que ya ha eclosionado y de la que 2022 será sin duda año de implantación. 

Pero es que el entorno, ni aun siendo el más salvífico progresista, no ayuda en nada a retrasados (históricos), sino que más bien distorsiona este deseo abrigado, espero que por miles de arrepentidos antropofósiles como yo, impidiéndonos conciliar nuestros anhelos de un mañana mejor. 

Una región que cuenta con el 80% de los burdeles de todo el estado, que diría un soberanista; que ha adoptado los toros en la tele como signo identitario (del esperpento, será); que es el paraíso de la escopeta y del juego; que dedica más atención pública a los galgos que a la I+D, y que cuenta con varias de las más dinámicas y visitadas rutas botellódromas y de la zambra –quizá lo menos malo–, no es la mejor credencial para superar tus rémoras, si no eres putero, taurino, cazador, galguero o juerguista, que disponen aquí de un gran futuro por delante. 

O por detrás, si ven que tal, porque, eso sí, como ha asegurado Sánchez, la estabilidad política y el presupuesto, y por tanto la libertad (o sea, la utopía), están asegurados dos años más. Del (no) futuro, o de la distopía, mejor no hablar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario