jueves, 16 de diciembre de 2021

Mamá Noel

Yo no sabía que Papá Noel estuviera casado. Nadie sabe cómo es la señora Noel (a la que los ingleses, con muy mala crisma, llaman Mary Christmas). Los epidemiólogos de la cultura popular no le han dedicado suficiente atención. 

Un micromachismo nada disculpable si tenemos en cuenta que ella, como buena ama de casa (eso sí que ha trascendido) es la encargada de clasificar, empaquetar, etiquetar y tal, la logística, que se dice; algo así como la amazon particular del menda. Y, como no tienen hijos, les da por regalar, como un tío con muchos sobrinos, tiempo libre y posibles. 

O eso, o es un afán pederasta el que lleva al tío bueno del saco a invadir casas por la chimenea, con premeditación, nocturnidad y alevosía, para pillarlos durmiendo. A ver si eso, amén de ciertos regalos que deja, no tiene delito. 

Salto de cama Papá Noel
Y sin embargo, ahí sigue. Ningún ministerio de igualdad ha pedido que sea sustituido por la doña. Debe de ser de los pocos iconos del patriarcalismo imperialista respetado por los progres y otros amantes de los renos, que, empeñados en cargarse reyes, al no poder, de momento, al menos los cambian por reinas en las cabalgatas de los Magos. Y Baltasares negros de verdad, que eso tiene mucho mérito. 

Algo que en el norte no pasa. Tú vas a poner a una Santa Klausa en El Corte Sueco pasado mañana. Para eso lo reinventaron ellos, al llevarse los piratas holandeses (y perdón por la redundancia) a San Nicolás a Nueva York y reinterpretarlo los románticos (Washington Irving), los dibujantes germanos de las tiras periodísticas y, sobre todo, la Lomen Company en los 20 para promocionar sus monopolio de renos, y la Cocacola en los 30, que acabó de depurarlo y crear la imagen misma con colores y todo, que perdura hasta hoy. O sea, demasiado en la mesa para cambiar de mantel. Pero si no se le pide, no ya el certificado de vacunación, ni siquiera el test de antígenos para meterse en nuestros hogares. 

Absténgase pues, de reformas y otras gaitas chicas con brainstorming, de cabeza caliente y pies fríos (qué menos) y otros think tank (o tanquetas) del ginepensamiento moderno, con ese y otros ictus de ideas que se les ocurran. Si los niños ya pueden disfrazarse en la escuela de pastorcillos o de pastorcillas si les pone, ¿qué más quieren? ¿acaso ser Mamá Noel? Venga ya. Hasta ahí podíamos llegar.

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