jueves, 14 de abril de 2022

Cuchiflitos

 La cocina de Pascua, que pasa por ser la más ligada a la religión dominante en el solar, resulta sin embargo la menos cristiana de las que acostumbran a darse en las distintas estaciones de ese vía crucis de tan especial sabrosura que es hacer de comer a lo largo del año. 

Sea por motivos culturales, de temporada, o simplemente adquisitivos ­-que con el IPC hecho una ametralladora no son nada desdeñables­-, la ingesta culinaria tópica de estas fechas poco o nada tiene que ver con ese culto dado a los paladares con la carne y los productos animales como alimentos trascendentes, una imposición post medieval para identificarse cristianamente a la contra de los gustos de las religiones de los vencidos, y que es nuestra primera gran guerra cultural, la librada en la manduca, para demostrar que también a la mesa, nuestras glándulas salivares son más verdaderas que las de las otras dos culturas culinarias, que por razones materiales eran las predominantes en un sitio en el que la carne era, como hasta hace poco, un bien escaso para la mayoría. 

La cocina lógica que, sin embargo, era ordenado dejar atrás y cambiar de dieta por decreto, pero que por esa misma necesidad permaneció en los recetarios de Castilla para abajo, hasta que la mutación del paradigma alimentario en lo contrario, la comida carnívora, rápida e híper calórica, recupera como moderna y hasta lujosa esa cocina de los vencidos, quizás de siempre, antes árabes o judíos –este año las dos pascuas y el ramadán coinciden, lo que debería significar algo- y ahora, los llamados vulnerables, y que es la cocina cercana, llamémosla mediterránea, de proximidad o de la abuela, aunque estás sean en muchos casos sus primeras renegadas. Imagen

Gracias pues al mantenimiento, por razones no religiosas, seguro, de las costumbres culinarias semíticas durante la Pascua, y no solo de todos esos postres y cuchiflitos de ese origen en estas fechas, a través del prestigio concedido por lo religioso, esa alimentación del régimen cuaresmal es la que, identificada con lo mediterráneo, pasa por ser la nueva-vieja gran cocina, sana y cool. Lo que hay que ver. Y comer.

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