jueves, 15 de diciembre de 2022

Ángeles anónimos

 

Y no hablo del amigo invisible, ese ángel extraño que ayuda a la contrata navideña de dependientas para dar abasto a descambiar regalos.

Ni del enemigo invisible, el que, camuflado tras las fiestas, te las pega, y tú, a por uvas, loco por ficharlo en un belén o en una cabalgata. 

Hablo de los ángeles, en realidad ya ex, que son esos adolescentes de estreno –sí, ese amasijo de hormonas y trastornos en movimiento, cuarto y mitad de los cuales, según cifras oficiales, tienen problemas mentales-, y que acaban de reparar en el sexo, el suyo, y ven lo que hasta ahí no veían: ¡que lo tienen! (claro, por eso eran ángeles). Y que una ley les permitirá cambiarlo, empezando por el carné. 

Como el falsificador de esas pelis de campos de concentración: “Oiga, que quiero evadirme de mí mismo”. “Pues aquí van los papeles de tu nueva identidad. Largo.” Pues no basta con que los angelotes pasen a ser carnales; es que, en este mundo de supermercado hay que adquirir una identidad, y salir del anonimato, pues ahí fuera hay una guerra y hay que definirse. 

La ley, pues, debería llamarse, De evasión y victoria, o De transición hacía sí mismo, ya que es más social que sexual. Y medir lo primero por lo segundo, equipararlo incluso, es arriesgado, pues la igualdad adquirida por lo identitario casi en exclusiva más bien parece entelequia cogida por los pelos (¿púbicos?). Al menos en la práctica. 

La teoría es muy bonita, pero cuando ese proceso pasa, como está pasando, por una guerra cultural, otra, dirigida, no a facilitar la igualdad por la convivencia plural de identidades, sin más, sino hacer de ellas la munición para otros conflictos, esa es la mejor vía para que la autorrealización por lo sexual del sujeto, se convierta en otro fake, y el individuo mismo en otro, siendo solo real y trascendente de forma virtual y temporal, justo lo que dure la exposición en la red de su “aquí estoy yo”, y todo lo más obtenga un like, antes de volver a la abigarrada nada. 

Aunque, claro, siempre podrá volver a empezar, con otra encarnación, o pose, o lo que sea. Por ley. El caso es salir de la nulidad. Paga la casa.

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