jueves, 4 de julio de 2024

Sandías


La sandía es al verano lo que las golondrinas a la primavera, pero con una diferencia; mientras que con el pájaro hace milenios que renunciamos a la vigilia de su avistamiento, por inútil, amoldándonos a la siempre inesperada sorpresa de su llegada, lo cual mantiene esa ilusión casi infantil tan parecida a la de Reyes, por la estación de los amores, que diría Battiato,

con la fruta de la preñez roja, ese bombo cargado de jugo azucarado, asistimos a un auténtico anhelo por sus previsiones de cosecha, sus precios, de cuándo será el alumbramiento, la inauguración de los paladares. 

Y es que si hay un bautizo del verano, ese es el que trae la sandía. Luego vendrán el Tour, y las rebajas, incluso las moscas, para darle carta de naturaleza. Pero la sandía es lo que marca el tiempo canicular, y el toque de corneta para que las glándulas estivales renazcan de la desidia. Algo que antes no era así. 

El cómo esta esfera mágica se ha convertido en paradigma social del estío habría que buscarlo, más que en las neveras o en los huertos del gusto, en las despensas del consumo, definidas siempre más por las escaseces que las opulencias. Y es que era esta una fruta típica de las clases populares, con cuyas tajás se combatía la calor cuando el aire acondicionado lo tenían puesto a cuarenta grados. 

Y una vez desarrollado ese gusto, con los frigoríficos, su manduca aumentó como si todo el mundo estuviera segando de sol a sol. Y no solo eso. Al vernos los ingleses, así empancinados como burras en hamaca, tirándonos chullas a cuchillo a la boca, pensaron: esto sí que es verano, y no el de Liverpool. Y la jodimos, pues desde entonces comerse una sandía, de una sentada como tiene que ser, cuesta seis euros. Más que el tabaco. 

Pero además es que, como suele pasar con las injusticias, tampoco figura como alimento esencial para calcular el IPC, ni la inflación, ni la subida de salarios. Con lo cual, los más desfavorecidos son los que al final pagan la tajada, pudiéndose hablar ya de una pobreza sandiética, como se habla de la energética o vacacional, ya que apenas si pueden comerse una al día. Eso sí, se ahorran un montón en diuréticos. 

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