sábado, 25 de marzo de 2017

Cinematontunas: La mala suerte (o quizá falta de precaución) de Tito Donaldo


Las mulas dan algo más que patadas. Donald O’Connor no se había subido a lomos del éxito como tercero y no en discordia (por hacer el rol de colega indefinido sexual y más bien infantil, algo así como un perrito de compañía o un payaso), del famoso trío de Cantando bajo la lluvia junto a Kelly y la Reynolds, en 1952.
Él llevaba tocando pelo desde un año antes, dando la réplica, con perdón, a su partenaire: un equino, concretamente la mula Francis (la actriz más barata que jamás tuvo Hollywood: 350$), gloriosa encarnación de lo híbrido, y muy queridas desde la época pionera, y más aún tras su buena actuación durante la aún cercana guerra. Y le iba muy bien… a Donald, quiero decir;  a grupas del éxito, hasta que, sea porque el roce hace el cariño o lo que fuera, en su quinta temporada, en el 1955, se tuvo que retirar temporalmente de su particular cumbre. 
¿Fatiga del artista? ¿Estrés etiológico? ¿Emociones contrapuestas? Quiá. 
La Universal, dueña del chiringuito formado por la mixta pareja le forzó a hacerlo para purgar una enfermedad que no trascendió, pero que le obligaba a estar lo bastante lejos del cuadrúpedo para curarse. Lo que dio lugar a que corriera la voz de que había pillado una zoonosis, palabra de lo más feo, aunque fuese una enfermedad laboral, si tenemos en cuenta que es un mal pegado por un animal, y el casi íntimo trato a que su contrato le obligaba con el de referencia. 
Así pues, puesto definitivamente al pie, si no de los caballos, sí de su compañera, con solo 30 añitos, Donald se retiró, primero por descanso, luego más en serio, y al final, y tras la última película que haría con el animal que llevaba fuera, renunció a seguir con la serie, para caer en el ostracismo tras años de verse obligado por contrato a hacer al mínimo una película anual con la Francis y hacerle perder con ello otros papeles importantes, cayendo en el olvido y no trabajar ya apenas en el cine. Moraleja: Hay amores que matan. Además de tirar coces.

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