viernes, 24 de marzo de 2017

Procacidad

Pablo Iglesias, el de la barba en flor, la ha vuelto a liar. Esta vez por decir, ¡en el Congreso!, que a Mariano, según qué cosas se la bufa, se la suda y se la pela.
{Que no esperaba yo que se quedase tan corto, en referencia a tan ejemplar entierramierdas tuno y amagado, dicho en manchego, dedicado en alma, corazón y vida a echar tierra encima a todo aquello que puede causarle problemas, que es mucho, para que se pudran o generen aún más problemas}.
Así, en un lenguaje coloquial por otra parte tan irrelevante hoy como el pito, caca, culo, pis de aquellos niños repipis que tantas tardes de gloria dieran a sus babacaídas yayos. Y que ni nos habríamos coscado si no fuese por ese ancho abanico de medios farisaicos, falaces y meapilas, siempre al quite cual manijeros para dar un eco pecaminoso a asertos, mangas o capirotes del nuevo Gran Líder Fraternal, echarle los perros y ponerle banderillas a este su abanderillado preferido, que ejerce de principal vomotivo de motivados plufímeros aspirantes a merendistas de plantilla (más difícil hoy que machihembrar caracoles serranos)
Y no han podido resistirse a la tontación de empentarla, poco plausiblemente, dicho sea de paso, con él; ni él a picarles el billete con su guerrilla culturipédica, que le gusta más que a un perro los picatostes.

O igual es que todos tienen los nervios de puta (por lo venal, lo digo). Y que es algo completamente normal, pues, desde lo de la crisis, la escasez y ruina total del periodismo, eso de la objetividad es como la Loto, que dicen que toca pero nadie conoce a ningún ganador. Y tanto voceros rosáceos como gavióticos han venido a plegarse, con más o menos floritura, congoja o callada quietud, que cantaría Aznavour, a lo que emana de palacio, ocupados todos por unos u otros de siempre todavía. 
De resultas, es en lo mediático donde el poder bipartidista se expresa más perfectamente, y ya antes de que la Gran Coalición ese iniciase como práctica habitual en lo municipal. Y luego se quejan de que les incluyan en la metida esa de La Trama, el nuevo refrito mensajero podemita titulado a lo Hitchcock
Y es que el bipartidismo sigue ahí, como el dinosaurio de Monterroso, solo que ahora también en la fabricación y suministro de opinión –lo de la Sexta es una hábil impostura para trincar audiencia entre los desheredados ansiosos de mensajería ligera neoprogre–. Y con su concurso imprescindible de las medias verdades de siempre recocinadas como novedosas recetas, acaba así de cerrar el círculo vicioso de un sistema en el que el triangulismo político no tiene cabida, donde los terceros siempre son discordia y dos no riñen si no es por otro, que siempre es criminalizado per se. 
Y cualquier cosa, unas veces el lenguaje, otras el vestuario, otras el estilo, y siempre el argumento, es utilizada para redundar en el mensaje desde arriba de no merecer estar ahí, en las Cortes, disfrutando del premio, que es como los que parten y se reparten el bacalao lo entienden, y que es por lo que se les ve el plumero, pues el ladrón piensa que los demás son de su condición. Aunque, claro, también es que, como ya dijera Cocteau, es que ciertos premios, lo que hay que hacer es no merecerlos.

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