viernes, 30 de agosto de 2019

A vueltas


Vuelvo de vacaciones, y el gobierno, sin hacer. ¿Pero esto qué es? Y aún dicen que estoy con el síndrome. Otras tienen el periodo, otros la caraja, y algunos hasta tres perros. ¿Y yo no puedo tener el síndrome postvacacional? Algo está cambiando. O no. 
En mis tiempos, el Psoe trincaba el poder y ponía en marcha la termomix, eso que los romanos llamaban la damnatio memoriae, o sea hacer tabla rasa, tierra quemada, hacer bicarbonato la memoria del otro (la memoria histórica es una forma de legitimar esto, que solo sobreviva la propia), hasta desaparecer todo vestigio ajeno. Bueno, y aún lo hacen, en cuanto pillan la absoluta. 
Pero ahora hacen a pelo y a lana, o se han vuelto medio chinos, y practican eso que los postmaoístas denominan “un país, dos culturas”, y que aquí son dos economías, dos justicias, dos políticas, dos países, o más –el día que haya dos Ligas, esto se acabó–, que parecen una clínica de fecundación, con tanto melgo, y trillizo como les salen, y luego, lo que cuesta colocarlos a todos. Que ya no les basta la ley del embudo.  Ni lo que les dejó amarrado el Pp para que disfruten, y aún así se quejan que mire usted. 
Es como vivir de la herencia del abuelo y ponerlo verde en la playa con el mojito en la mano. Y sin querer convidar al primo pequeño a casa con el cuento de que no les han dejado más que marrones. Morrazo. 
¡Odo! Eso es que va a haber elecciones
Y es que Sánchez si algo sabe es la vieja máxima de la administración de que en España lo provisional dura para siempre. Y en ello está, ayudado por la apatía y el aburrimiento 2ª parte –la 1ª fue la de Rajoy– del personal, que va tirando la toalla y trata de salir, abandonada toda esperanza, del infierno, no dantesco pero sí amuermante de esta política. Y más aún de todos esos pelmazos de cronistas políticos bienpagaos (o mal, no sé), que solo hablan de eso, por no saber de nada más, como el que emite ultrasonidos para que huyamos cual mosquitos. 
Y todavía se preguntan, los políticos y sus escribidores, nos preguntan, así, como sorprendidos, ¿qué es cachondeo? Pues cachondeo eres tú. Que aquí está todo más visto que la muerte de Chanquete. Es la casta, que sigue.

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