sábado, 22 de febrero de 2020

Comparsas


Otra cosa no, pero lo que es en Carnaval, yo echo de menos al PP que te cagas. Y es que con estos de ahora a los mandos es como si te faltase algo. Tú te clavas, los machacas, te pasas siete pueblos y luego, cuando se te va la tajá te entra como regomello, y te lías a pensar si se reunirán para ver tu caso, si sabrán dónde vives, si te habrán puesto alguna cruz o si te quitarán la tarjeta del autobús, obligándote a sacar tu propio coche del garaje. 
Vamos, que solo con la paranoia de la resaca carnavalera te puede dar un pijiritate, o tener que aumentar el omeprazol, y la Carnestolenda te sale cara pero de verdad. 
Y es que, no es que estén sobreexcitados con la corrección política, aunque como correctores natos no tienen precio; es que si en Carnaval les dices cabrones, golfos o perros judíos, o simplemente hijos de puta, van y se ponen a cavilar si no se lo estarás diciendo con segundas. Son así de suspicaces. Y de biempagaos, con esa autoestima tan alta como se han fabricado. 
Cosa que con los otros, los pobres, que, como lo de poner los muertos a disposición pública parece les vaya en el cargo, y se lo han dicho tanto y en distintas fechas, como que lo tienen más asumido. Luego también te pasan la minuta; pero, de momento, te dejan llegar al entierro de la sardina, que es lo que no sé si somos, pero ahí nos tienen considerados unos y otros, entre boquerones y sardinetas –en estas fechas, más lo primero. 
Como ilustración de esto, valga Cádiz, que con la Teófila vivió una época si no oro, sí de latón de su Carnaval, dado que la libertad para decirle de tó era tan a pajera abierta, que se veían negros para crear nuevos insultos. Luego, eso sí, les cobraba en votos, y la votaban a puñados, tal vez por esa mala conciencia que da a las masas (supuestamente) de izquierdas su propensión a la autocrítica, la confesión y la contricción, pues las masas son muy religiosas, y de ahí el éxito de los churros. 
Y en las grandes ocasiones, ya sea al votar o en Carnaval (que ya me contarás si no es lo mismo), cuando precisamente les sale a relucir esa tendencia pía, y más si las masas, como es el caso, saben perfectamente cuál es la diferencia entre unos y otros. Y no perdonan. 
Así por ejemplo, un suponer, saben perfectamente que el PP prefería que los saltadores (amateurs) de valla de Ceuta y Melilla se hicieran tajadas con las cuchillas de las concertinas, mientras estos del Psoe se decantan más porque se peguen el hostión padre cayendo de diez metros de valla, que es un segundo sin ascensor, centímetro arriba o abajo, y sin más juez deportivo que algún picoleto que les tome la marca al pie del evento, por pura afición. 
Y eso, quieras que no, implica una gran diferencia, pues si lo primero era sanguinario como para hacer morcillas, en lo segundo predominarán más los hamatomas, que diría Chiquito, sean o no diodenales
Que es por lo que puedo afirmar que en un país tan de chirigota, si el PP era antes un chollo para las comparsas y su gracia, el Psoe ahora lo es pero para los comparsas, que le ríen las gracias, que es distinto. Aunque no sea tan diferente.

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