lunes, 10 de febrero de 2020

Ficciones y contradicciones. Contribución a la crítica de la ecología política (para un planeta más justo, naturalmente). Post-it 23


INDEXADO DE (LAS PEORES) SOSPECHAS
Retazos hallados sobre un eximio prologuista profesional. Aviso para navegantes. Archivo de Índex (clasificado).

Un caso que Juligan empeora tirando de chistera para sacarse, de manera tan lotera como inopinada, fragmentos del antologado como suyos y viceversa, en un trasiego de locos, labrando nuestra desazón y obligándonos a cortar, y a pegar, que ha sido más opróbico si cabe, a pintar y colorear, con la protesta formal de su editorial madre, o nodriza, que no tuvo la delicadeza de agradecernos tan hercúleo trabajazo, y, para colmo, la de él, que en tono amargo como tuera, se nos quejiqueó de haberle trastrocado, en efecto, “uno de los prolegómenos más exiguos y precisos de su vida” (y que la lectora misma podrá juzgar).
A punto estuvo la cosa de tomar por otros vericuetos de seguir en esa plan [Texto censurado: léase deserciones, denuncias de convenio e incluso sabotaje por parte del comité, siempre traspellado de cuartos, que ya empezaba a dar sus avisaderas, como creo es mi deber hacer constar.], pues ha jugado al límite de nuestro sudor, como puede comprobarse en a ojos vista en lo relamido de sus comentarios sobre el Diccionario Histórico-zoofilosófico de Schrñ, sin duda la traca de considerandos de peor gusto lanzada sobre el asunto de la híper verborrea animal, que es la leche nutricia de la tesis del maestro, que en mala hora.
…Siendo comedidos y para terminar, sólo decir que con la guinda del requilorio constante entre las bestias en busca de su identidad, el bosquejo de Juligan ya se resentía de una densidad que bien podía haberse ahorrado, pues su desconocimiento sobre ítems como filosofía existencial o lírica transmigratoria es perfecto. Además de haber dado con su numerito un mentís a los que lo defendieron por haberse puesto al lado, pegadito, vamos, de la teoría neodarwinanimalista en un tono machacón que no había necesidad en un prologuista reputado, trayendo con su propensión a vender la pluma a la palestra sus carencias formativas y su alabeo de literato al por mayor con síndrome de pavo real. Y luego, las repercusiones.

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