viernes, 7 de febrero de 2020

La quinta


El mundo que viene es al vacío, envasado como para luego. Y no hay tu tía. El mapamundi global se conforma como una red de no más de cien súper áreas metropolitanas autoeficientes –Cataluña tiene una y de ahí el lío–, conectadas entre sí y otras 300 secundarias. Lo demás se queda para los jabalís y campesinos (que menos mal que disponen de jabalís). Y ahí te quedas, Obélix. Apañaos. 
Pero, tranquilos, que los híper van a hacer autocrítica, para ver si así ganan más (y hay más para repartir con los políticos), y examen de conciencia, se supone que a lo maoísta, ya que se trata de productos del agro; y se van a confesar con Pedro y Pablo, adalides del nuevo hombre sensible, perfumado de ambiguo y capaz de llorar, avergonzarse de sus errores y mostrar sus emociones y pedir perdón (y a otra cosa), pero tierno, suave y susurrador (de acémilas más que de caballos), sacerdotal y sibilino hasta derretirte la curcusilla –para foráneos, rabadilla–, y sacrificado hasta aplaudir al rey, con tal de meter su SMI, salario del miedo para unos, o indispensable para otros, ruinoso para muchos, irrelevante para tantos, propagandístico para ellos, que han tocado pelo –y alguno hasta cortado una oreja, ya veremos si a lo Van Gogh– y de ahí su tristeza a posteriori, como pasa en cualquier coito. Aunque se les pasa pronto. 
O sea que no es solo la geografía. Todo tiende a vaciarse, de todo, en un existencialismo que, loco por hacer huecos, incurre en un nihilismo vital extensivo y a destajo. En nuestro caso, mientras las dos Españas, años ha vaciadas, se rellenan de humo y voces, y la tercera de los que no quieren ser de una ni de otra es achicada, fumigada y exterminada, la España que queda no es la cuarta (que es irreal y de Mediaset), sino la Quinta, directamente, la que se ha quedado en el quinto pino, o pijo, en el cubo de quintos y sin quintos; la vaciada pero aún no hueca, y ya veremos si huera, pues no hay quinto malo (aunque mira Quimto Rra). 
La de la nada que está cada día más llena de hartazgo de todo y de todos. Y aún así, en las noticias viene que el déficit de cerdos roza máximos históricos –no así el de jabalís–. Increíble.

No hay comentarios:

Publicar un comentario