viernes, 17 de abril de 2020

Ilusión

Cuando las dictaduras comunistas europeas, autodenominadas ‘socialismo real’ para distinguirse de las socialdemocracias de este lado, abrieron un poco la veda, los productos estrella del consumo enseguida fueron la cocacola y la hamburguesa.
 
En esos días, uno de los deportes más practicados por la población era hacer cola en los colmados autorizados para al final no llevarse ni un cuarto de la famosa salchicha de Stalin, tan aficionado él a dar morcón del bueno, ya que el fin justifica los medios. 
Pero de todas formas, no tenían nada mejor que hacer, y se socializaban, de camino al paraíso. Al comunismo por el consumo, o en su caso, por el no consumo. Pero la intención es lo que importa, y entonces, como ahora, el objetivo era mantener viva la ilusión, que al final no era otra, al igual que aquí, que la libertad. 
Nos hemos visto tan perdidos ante la reclusión menor (o mayor, ya veremos) impuesta por estos pavos, que la única salida, digna y honrosa, de violar la condicional con una buena coartada es ir a hacer cola durante horas para tomar el aire como un perro, cascar entretelas de mascarilla y pasearse por las estanterías a modo de escaparate de agencia de viajes, para comprar unos fideos. 
Es la libertad. Vigilada. Ilusa y pequeña. Pero libertad, que, como todo lo inmoral, ilegal o que engorda, si a puñados es mortal, bien dosificada puede ser maravillosa. 
Por eso yo esperaba –que es un decir, pues de esta y otra gentualla no espero nada hace mucho- que Garzoncito, el bienpagao por sus tragaderas con el ministerio cumbre de la ilusión, la cartera comunista por excelencia (aunque solo sea por las colas), tuviera algún detalle, aunque fuese retórico, ahora que el abuso y empotramiento general al consumidor empieza a ser puro socioestraperlismo, y él se ha empodemizado
Y lo ha tenido, y como buen iluso incompetente, nos ha deseado salud y república, para que vayamos haciendo boca, muy en línea con su mentor Pablo VP2, al que no le gusta (¡qué ilusión!) que Don Felipe se disfrace de militar. 
Menos de lo que me temo que a muchos nos disgusta que él (y su apadrinado)  lo hagan de gobernantes.

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