viernes, 24 de julio de 2020

Buitres


Números cantan y los datos, aunque tóxicos como un virus, ahí están. Se calcula que un 10% de los 350.000 mayores en residencias (o institucionalizados), han fallecido por covid.
En España entera, y con esos porcentajes, ahora tendríamos 4.800.000 muertos. Pero como sea que vamos por entre 45 y 50.000, o sea un 1%, quiere decirse que entre los asilados la parca ha actuado diez veces más. No está mal. 
Una mortandad, que los voceras de los dogmas a pares –y ya saben, dogmas dos igual a cuatro– de lo público a ultranza (o gilipúblicos), al verla venir no tardaron en endosar a la gestión privada de la población viejuna y a los fondos buitre, que curiosamente son los del ahorro de viejos con posibles de otras latitudes, metidos en el sector previo a pelechar, pues al viejo al bancal…, y se ve que con bastantes réditos.
  Pero hete aquí que, por un casual, la mayoría de las residencias públicas tienen un alto (o altísimo) grado de privatización, ya sea directo o indirecto, de sus servicios, gestión incluida en muchos o, lo que es peor, están gestionadas por políticos, lo cual si antes era garantía segura de viajar, con el Imserso, ahora lo es de hacerlo aún más allá. 
Y es que (hablando de buitres) la rentabilidad del asunto es tal, en lo político, económico o clientelar, que los partidos –y no solo los neoliberales, pues el progresismo y el bien común son la excusa perfecta para exprimir la teta– actúan de tratantes en ese mercado y patrocinan y avalan a todas esas empresas de servicios, privados, por mucho que se camuflen al amparo de esa oficialidad formal. 
Y no digamos ya los sindicatos, que abastecen en lo laboral y demás a todo el tinglado, que al final, de público, el nombre. Y el desmierde, igual de garantizado que en lo netamente privado. Y si no, ahí están las cifras, para quien se moleste en indagar entre el código de silencio impuesto por los “gestores” a sus precarios empleados: ni con 90.000€ anuales por asilado se ha podido evitar en alguna residencia oficial, ese 10% de muertos. 
Luego algo falla –quizá el mismo sistema residencial–. 
Lo demás, la demagogia y la intoxicación, solo es para seguir echando billetes a lo que es ya solo un chollo para buitres.

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