martes, 21 de julio de 2020

Ficciones y contradicciones. Contribución a la crítica de la ecología política (para un planeta más justo, naturalmente). Post-it 27


DICCIONARIO DE CASTAS.

Casta segunda: Vaca. 
Si el cerdo representa el ahínco indigesto de la propia impotencia en pos de alcanzar la meta de la más completa circuncisión (perdón por el lapsus, quise decir circulación), en la mitología de las sagas, la vaca ya es otra cosa, un animal con el que se cometen muchos errores, por ser el camino ineludible para convertir en epopeya el reconcome interno de cada uno. 

Para darnos una idea, ahí va una cita tomada del discurso de investidura del Santo Padre Vaca: “Si nacer es dolor, creer darse a luz es el horror más deslumbrante, el sueño en color de un dolor impasible. Lo que aguardas del mundo te tonifica con su incertidumbre, y su servidumbre te hace el protocolo de la duda. Al tuntún de los líderes marchemos en redil, crisol de la esperanza; la luz es un sendero de sombra hacia la nada, fuera de la presencia del ser más absoluto, un no tiempo que viene caminando, mientras tú ya te has ido”. 
Y para que nadie más lo haga, paso directamente a la reseña:
Casta espiritosa y cuadro intermedio. Ronzal del poder, perfil acomodado. Su programa es el pesebreo y su arma, los premolares. 
Como táctica utiliza el acuse de recibo. Su molicie, corniveleta o mocha, es un invento nacido en el pupitre de sus sueños, siendo de los que piensan que los demás llegaron tarde al mundo y, así como patronos manuales dan operarios intelectuales y obreros manuales producen empresarios intelectuales, a fuerza de oír que inventen ellas, han acabado por creerlo, reordenando un caos tranquilo con cláusulas como la bendición y el arrepentimiento, conectando a sus tetas a toda la parroquia. 
Articulan el bioclaustro con responsos y los outsiders del establo biónico nada pueden contra sus lácteas pompas y carne de culata. Todo está en sus pezones. Su suero es fuero y corte. Y su nata, el último grito de la nada. Salvapueblos excepto de los alérgicos, el resto la adorodia como a un San Déjame, patrón de los tranquilos.
Y no tiene abuela. Es más, por su vocación de señales de tráfico se postulan como segundonas del poder –lo cual les estresa–, por cierto muy mal encabezado, según ellas a causa de su apropiación indebida, por …el caballo, que ése es otro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario