miércoles, 5 de octubre de 2022

Básicos

Ayer quedó dicho: un 28% de los jóvenes españoles no pasan de primaria.

Y lo soltaban así como ahí queda eso, para dar que pensar, mira a lo que hemos llegado, una lástima y tal, como buscando esa fibra por la cual muchos de mi quinta y otros se sienten culpables, no solo de esto, sino del cambio climático, de la desaparición del oso cántabro y del chambi de mantecao en cucurucho, todo el día llorando, que menudo mundo vamos a dejar y todo esa bazofia de arrepentimiento a toro pasado de cosas que se nos han endilgado sin más y hemos asumido como nuestras a lo pavo. Porque lo que es a mí, me la suda. 

Me importa tres leches malteadas que los niñatos no quieran estudiar. Es más, lo veo una opción hasta lógica, dadas las pocas expectativas añadidas que eso comporta a la hora de buscarse hoy la vida, y más, viendo el puteo a sus hermanos mayores que tuvieron la debilidad de creer que seguíamos en un mundo meritocrático en el que la promoción social se obtenía con títulos. 

Está claro que aún existen unos cuantos con los que llegar a eso a base de muchos cuernos… y una competencia feroz, dada su ínfima oferta. Pues lo demás es broza, y entre el intrusismo, la escasez de puestos, el enchufismo, el politiqueo, el mamoneo y la aniquilación del mercado, el estudio ha quedado para lo que fue en un principio: solo una afición para el desarrollo personal (muy importante, pero solo para quien le importe), producto del interés y la curiosidad, cosas ambas hoy más bien degradadas, marginadas y hasta censuradas por quienes se rasgan hoy las vestiduras con estas tragedias. 

El analfabetismo del resto (y de muchos que estudian también) resulta una ventaja como futuros votantes. 

Pero, si tú le entregas a un joven un móvil, lo apuntas al gimnasio, le das para cañas, le pagas viajes, juergas y el bono cultural ese, amén de cama, comida, fibra, ropa y estilista, a lo mejor se le ocurre buscar curro para tatuarse, pero de estudiar, ni un módulo. Oye, y funcionan. Ahora; no pensemos que estos van a pagarnos la pensión. 

Vamos, que, como decía aquel militar inglés acorralado, la situación es desesperada, pero no grave. 

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