jueves, 15 de febrero de 2024

Carnavalada

 

Esta semana, algunas parejas habrán aprovechado que San Valentín caía en miércoles de Carnaval para enterrar la sardina, o el satisfyer, o lo que fuera.

Es lo bueno del acoplamiento, de las fiestas quiero decir. Una cosa que no estaba bien vista cuando lo de la sardina se conocía como Miércoles de ceniza, que como dijera Juan Rufo, “Para quien tiene canas y algún seso, es un miércoles de ceniza cada espejo”, aunque los que no teníamos flequillo, que es como el prepucio del forro cabelludo, fuéramos con la frente señalada todo el santo día

Y es que este carnaval ha sido de lo más completito, empezando con los tractores a modo de carrozas, cantando a coro gaditano “lo que me como me lo gano con el lomo”, cosa que no puede decir todo el mundo; y luego el plato fuerte de la narcolancha, haciendo honor, u horror, a lo que los teóricos de la fiesta llaman “la transgresión obligatoria”. Y con Marlaska disfrazado de ministro. 


Y para amenizar la cabalgata de frikis, en plan chirigotero, el Feijoy desvelando ligues de una tarde en plan “fue solo un café, y consentido”. Y toda la coral vajillas:”¡Fue consentido, fue consentido!”. Eso es un coro y no el de los Becarios del Airon. 

Y dando ideas a Sánchez, pues no descarto que ERC se pida ahora Interior, y Junts, que si se indulta a los toros en España, qué menos a un banderillero de postín como su jefe. Así es que es una pena que este fiestón se acabe y volvamos al asco (y al Marlasko), al tedio, al fiasco vital, la subnormalidad, la ofuscación, a los jueces, a Ana Rosa y al súper a por lubina de granja. 

Aunque aún no está todo perdido. Ayer mismo, al pasar por la locomotora del parque, tres preadolescentes cantaban, pero bien, al compás de unas palmas muy bien acopladas por Camarón: “El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero, nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño”. Vamos, que todavía hay esperanza, y aún se arregla el mes -el año no tiene arreglo, ya lo dije-. Aunque no supieran, y espero de todo corazón equivocarme, que estuviesen en realidad poniendo voz a Federico. Pero, ya se sabe, la felicidad nunca es perfecta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario