domingo, 26 de agosto de 2018

La venganza


La mayoría de los viajeros no miran el paisaje. Y si lo miran no lo ven. Más allá de su móvil, la película o su sueño, no hay nada. Y en ciudad, lo mismo.
En coche, metro, bus o incluso a pie, van de un punto a otro sin fijarse en el entorno. Sus vidas son un serial de hitos entrelazados por periplos cotidianos, un discurso sin mapa de un contexto en el que apenas reparan. 
Y un día, por edad, o por un fallo anímico, sexual o mental se enteran de las bondades de la chía, la clara de huevo de gallina feliz o lo cardiosaludable de la sardineta levantina. 
Y salen locos. Lo que es detectado inmediata, letalmente, por todos los especialistas apostados en mercadillos, industrias “caseras”, productores autóctonos (he visto anunciados hasta “boquerones del terreno”, lo juro) y otros dispensadores de la más moderna libertad sin envasar, hasta ahí orillados y humillados por su supremacismo indiferente (“¿zanahoria ecológica? Como no sea la mía”), y que piensan para sí: ahora te vas a enterar. 
Y el pobre que acaba de ver la luz arrepentido de su túnel vital, liberado al fin de prejuicios, pero ahíto de ganas de caer en otros, sean estos tan viejos como el regoldar, como la famosa cocina de la abuela, los guisados auténticos, o recién inventados como el dilema ¿huevos de tierra o de jaula?, he ahí la cuestión, los lleva directos a militar en causas como Liberad a Pepita, para desenjaular ponedoras oprimidas, o a esa epopeya de preguntar si tu perro (pues a esas alturas ya disfrutas de uno, al menos) puede ser vegano, y otras cuestiones ontológicas, en foros y consultorios ad hoc donde las nuevas Elenas Francis te tranquilizarán sobre tu nuevo estilo de vida y si estás en el camino de perfección, con tus semillitas de amapola, tu falso pollo de corral, tu cervecita eco y tu animalismo tardío. 
Aunque igual no eres más que otro pringado de las nuevas prescripciones para adecuar tu conducta a lo que interese a otros en cada momento. Lo de siempre: reeducación continua. Ahora lo llevan los influencers y antes el 10 Minutos y el Pronto. De ahí la importancia de fijarse por donde vas o pisas. Por las mierdas.

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