jueves, 15 de noviembre de 2018

Concesionarias


Antesdeayer, la revolución feminista en marcha firmó otra jornada más de gloria al movilizar, por un lado a sus juventudas contra el machismo en las aulas -con el apoyo de no pocos compañeros, a los que ya no se puede acusar de ser sus mamporreros, por razones obvias-, y por otro a las más delanteras contra el sindicato de putas –y putos, espero- ya en formación, por favorecer también los intereses machistas de sus empleadores, para ellas meros proxenetas. 
Todo muy loable, y otro paso de gigantas hacia la liberación, o mejor de consolidación de ésta una vez en el poder. O al menos eso es lo que se deduce de unas actuaciones que, más que venir apoyadas por los gobernantes de turno, parecen auspiciadas y amparadas directamente por éllos, en base a motivos que llaman a sospecha por lo espurios e interesados que pueden llegar a ser. 
Lo cual hace dudar de esa emancipación como conquista –si es que se ha dado-, dejando a sus potenciales conseguidoras más bien como regentadoras de un concesionario cuya gestión última depende de arriba. Pues creer a estas alturas que el PSOE es antiheteropatriarcal, es para jiñarse de risa. 
Y luego está el frente, la barricada que suponen siempre las nuevas tendencias, para subirse en la ola para promocionarse y hacerse unos hombres, o mujeres ahora. El famoso ascensor social, en este caso solo para hembras, a partir de un préstamo o concesión de un chiringuito, por el que subir, colocarse y ganar puestos, no solo a los hombres, sino sobre todo, y dadas las circunstancias sociales y laborales, a las mujeres que seguirán quedando en la estacada, mientras que las de siempre, o sea las espabiladas de las clases dominantes, se aúpan en el surfeo a las posiciones que en realidad nunca han abandonado, aunque ese reempoderamiento de hecho lo vendan como conquista de todas, y la gran mayoría sean al final solo meras crewfoundistas de las listas de turno. 
Eso sí, con tal discursito generalista, desaparece el problema de clase, tan inherente pero siempre tan feo de barajar. Y a las putas, ni seguridad social. Que se lo curren y se casen. O se hagan feministas del régimen, que es lo mismo.

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