lunes, 28 de enero de 2019

Ficciones y contradicciones. Contribución a la crítica de la ecología política (para un planeta más justo, naturalmente). Post-it 11

BESTIARIO

La gallina:

Casta Quinta (y aún dicen que no hay quinto malo. El subrayado es mío)
Bestezuela innoble y odiosa. Fácil de detestar, especialmente idónea para rebajar adrenalina, con la ayuda de una estaca. Ostenta su derecho adquirido a golpe de pico contra todo pronóstico. Repleta de energía débil, amenaza cualquier discurso y es un valladar para el entendimiento, el concepto del plano y la percepción clarividente del mundo. Y no hablemos de una mínima reflexión. Por su origen desconocido y sus leyendas, rula el bulo de que proviene de las escombreras del espacio exterior, aunque su manera de excretar sea netamente terráquea. Todo en ella es amorfo: desde su huevo al parpadeo; desde su dormitar a su frugalidad. Y su macho es de risa, pura fachada veleidosa, un producto de ingeniería publicitaria y un renegado de su función en beneficio de la campana incubadora. Pero, como se come más con los ojos que con la boca, se le permiten el contoneo caporal y su centinela de capón celoso. Por todo eso el Basilisco lo tiene por fuerza extraña sin saber cómo arrebatarle su poder de pega. En entredicho desde que Quasimodo comía cuasipollo, su futuro pasa por el xenotrasplante de mollejas, y su única esperanza reposa en ese engendro llamado ciempollo, una especie de crustáceo miriápodo relleno de carne con gusto a pechuga y muslitos con sabor a pinza de cangrejo, que por un error de manipulación nació de carambola rizando el rizo de su bucle adenal.
Al hilo de esto y para un mejor entendimiento, y sin pretender resultar pedante, viene a cuento ilustrar la entrada con el famoso Caso Niyinski, que ahora se me viene a la cabeza, ¿o ya lo hemos hecho?


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