jueves, 31 de enero de 2019

Más Brexit, por favor


Me sentiría muy defraudado si los ingleses no se largasen de Europa por las bravas.
De hecho, ya me mosquea lo de pedigüeñar otra negociación aunque solo sea para dar largas y sacar tajada, pues de sobra saben que si hay peores bucaneros, traficantes y expoliadores que ellos son los tenderos de este lado del canal, capaces de quitarte la camisa barata india y vendértela luego como un genuino paño de Malinas. 
Y lo de otro referéndum, simplemente se me caerían los palos del sombrajo, por dejar la poca democracia que queda, que es la inglesa, a la altura de la española o la belga. 
Una perspectiva que, con el pifostio y desmierde permanente a cuenta de la dichosa salida, tiene perpleja a la opinión USA, que sin saber nada de por aquí aún piensa –y no sin cierta base sólida al respecto– que la Pérfida Albión es el único sitio medio serio en lo que a política se refiere de todo este gran puticlub que llamamos UE (aunque, como todo se pega, cada vez se nos parecen más), sin acertar a entender qué coño hacían en él, ni porqué se les va la pinza concretamente ahora cuando pueden mandarlo a hacer leches de una maldita vez, quizá ignorantes, los pobres, claro, de que precisamente el lío viene de esa percepción anglosupremacista tan compartida respecto a Europa desde ambos lados del Atlántico, de haberse mantenido, así, como si hubiera sido a la fuerza (siendo ellos quienes casi rogaron su entrada) en una relación perdedora y netamente perjudicial para ellos, cuando ha sido todo lo contrario. 
Y claro, no cabe en cabeza anglosajona (ni en la mía, dicho sea de paso) ni más chalaneos ni que los votantes que ganaron el Brexit se achanten, se pasen la democracia por el ojal y permitan con sus cuernos que los que no fueron a votar entonces, a la europea, despreciando el asunto (y tantos otros), y no han parado de quejarse como plañideras, lo hagan ahora, ganen y eso sea lo válido. 
Por el bien de todos, se dice, para evitar el desastre. Algo que desde nuestra partitocracia se ve como lo más lógico, pasando por alto que allí los diputados todavía responden ante los votantes de su distrito, algo inimaginable aquí, donde muy poca gente sería capaz de nombrar al politicastro de turno que votó.
Vamos, como si todo hubiera sido un fallo del sistema. Cuando lo más exacto y aproximado a la realidad es que ha sido todo lo contrario, un triunfo de su democracia, tal y como ellos lo ven y la viven. Y un hallazgo para el resto, diría yo, y también piensan los tenderos de este lado del canal. La gran ocasión para perderlos de vista y que se vayan definitivamente a hacer puñetas de donde nunca debieron estar. Porque no nos vamos a ver en otra. Por su bien, por su democracy, y por la nuestra, aunque sea una puta mierda.

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