jueves, 28 de junio de 2018

La esperanza nunca se pierde


Seamos sinceros, los coreanos nos han dado una alegría, y no solo a los mejicanos –“coreano, hermano, ya eres mexicano”, coreaban estos en mariachi subido, al ver su victoria, no se sabe si a un tal Kim Young  (nada que ver con Neil Young pero casi igual de alto) o a un Son, que sin ser hijo suyo, sino de la fortuna, ya han adoptado los charros como tal–. 

Y no es para menos. Alemania no perdía en la primera fase desde el anterior Reich, el III. Y ahora, en el IV, al tercer partido, ha ido la vencida y los hijos de Samsung nos han hecho una justicia poética universal que a algunos nos sabe, ahora que estamos en pleno proceso identitario (y pituitario), como una sollapa llena de guarreta a la brasa. Así que desde ahora, tendremos tanta deuda emocional con ellos como tenemos de la otra con los teutones. 
La pena es que la esta amaga con vivir eternamente en nuestros bolsillos, y aquella tendremos que poner el vídeo para reavivarla. Pero no deja de ser un alivio. Pese al peaje. Tan nietzchiana caída de un mito lo merece. El mito de la infalibilidad alemana, cuyo extremo es esa frase como una maldición, más lapidaria que el mismo destino: el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once, en el que siempre gana Alemania. 
Un compendio de todo un historial de fútbol seco, sin gracia, agrio como un chucrut, y con más suerte que un quebrado, de los de antes, ya que ahora los operan, invencible y machacador como un verdugo del buen fútbol y que, aún peor, llegó a crear escuela, y a copiarse, como sus coches, sus carreteras, sus horarios, en una palabra: su maldita fiabilidad, tan inalcanzable para sureños, que nos llenaba de pesimismo. 
Y ahora, desde Rusia con desamor –Rusia tenía que ser–, se ve que los mitos se alimentan de cuentos, y tal como el papa dejó de ser infalible sobre Dios, las escuadras de Odín, o sea Dios mismo, también fallan cual escopeta de feria. Lo cual al fin nos tranquiliza. Solo falta ya señalarle a Merkel en la cumbre, que si su armada ha sido derrotada por un puto Kia, ya se podía enrollar mejor con los europeos de a pie. O eso, o tendremos que hacerle un coreano. Se ha demostrado que se puede.

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